Después de mucho tiempo vuelvo a ladrar. En mi último Post mencioné la aparición de Mr. X, el cual sigue en mi vida. Finalmente después de tanto tiempo preocupandome por mis propias necesidades biológicas y experimentos con muestras diferentes, he pasado a la experimentación con una sola muestra. Pero eso es otro tema que se pondrá bajo lupa en otra ocasión.
Cuando estamos solteras nos quejamos por "no encontrar a esa persona" o de no tener a nadie los domingos por la tarde con quien ver películas o simplemente pasar el día en la cama. Cuando por fin encontramos a esa persona: ¡De repente no hay quejas! Todo es maravilloso y de color rosa. Tenemos esa ilusión por las mañanas que nos hace arreglarnos como para ir a un cocktail aunque solo vayamos a trabajar, nos cuidamos mucho más, no comemos delante de ellos, el sexo es muy frecuente y muuuuy bueno porque todo es novedad, etc. Nos pasamos los meses hablando en plural y sin otro tema de conversación que ese puro estado de felicidad e iusión, hasta que de repente, un buen día, se pincha esa burbuja.
De repente caemos en la cuenta de que nuestra propia persona se ha convertido en un constante "nosotros". Sin darnos cuenta vivimos una vida de dos personas en la que no tomamos decisiones sin consultarlas previamente con "esa persona". Sin embargo (y lo digo con envidia) los hombres no tienen ese problema. Saben perfectamente como separar el "yo" de "nosotros". Ellos sí mantienen su independencia. ¿Cómo lo hacen?
Biología, tanto a nivel mental como físico.
1. Nivel mental: Los hombres carecen de empatía. Les cuesta barbaridades ponerse en el lugar de la otra persona, y más tratandose de una mujer. Con lo cual, ellos nunca van a entender nuestro enfado porque hagan planes sin nosotras, porque ellos no son capaces de ponerse en esa situación, hasta que nosotras se lo hacemos a ellos. Si no, no aprenden. Como le expliqué hace poco a mi amiga Hannah (que tambien tuvo un problemón de empatía con un auténtico idiota al que ni merece la pena mencionar): "Según un artículo que leí una vez, las mujeres crean un lazo afectivo con el hombre con el que se acuestan después del tercer polvo. Los hombres a partir del décimo". Justamente ese retraso emocional, es lo que les permite ser más independientes, afortunados ellos...
2. Nivel físico: Los hombres están genéticamente dotados para armar muebles sin problemas. Tanto por fuerza, como por intuicón capaz de adivinar dónde va qué clavo o tornillo sin apenas mirarlo. Me acabo de mudar a una casa espectacular con mis dos amigos hombres y mi amiga Charlotte. Dado que ellos trabajan y yo ahora mismo soy por lo visto "ama de casa-esclava" me encargo de poner la casa en orden. Ayer me dió el ataque de "no-sé-en-que-momento-perdí-mi-independencia-y-quiero-recuperarla-cuanto-antes" y decidí armar sola el armario del pasillo. En cuanto colgué dos abrigos y me di la vuelta, se desmoronó y me golpeó la cabeza. Así, sin previo aviso. Sin un mínimo crujido, quejido o "¡Allá voy, cuidado!".
Tal vez sea la conmoción cerebral del golpe, pero ese accidente me dió mucho que pensar. ¿Por qué se derrumbo justamente el ARMARIO? ¿Por qué no cualquier otro mueble como una persiana o estantería? ¿Por qué justamente el mueble predilecto de toda mujer? ¿Por qué justamente nuestro templo de culto?
Cada vez que nos atrevamos a ser independientes, ¿se va a rebelar nuestro entorno contra nosotras?
¿Ya no podemos hacer nada sin ayuda, sin que como consecuencia se nos derrumbe en la cabeza o sin que se derrumbre nuestra autoestima por tener que depender de alguien?
De momento no me queda más remedio que dejar que los hombres que me rodean se encarguen del bricolaje. Sin embargo voy a empezar a darle la patada al pensar por dos y volver a pensar por una sola persona, es decir, por mí. Porque no creo que sobreviva otro ataque. Ni de mi entorno, ni de mi misma.
¡Miau!, digo ¡Guau!